miércoles, 13 de abril de 2016

VACÍO

VACÍO

Nadie te va a devolver las horas perdidas en el taxi, el tiempo transcurrido no se puede reclamar, nunca más podrás recuperar lo que perdiste. Tu memoria estará condicionada a un solo recuerdo: el trabajo, el taxi.
Podrás lamentarte en el futuro de lo que no fuiste capaz de hacer en el pasado, pero solo será eso, un lamento, un lloro perdido en tu cobardía. No solamente tú perderás el recuerdo, sino los que te rodean no te van a recordar como eres, recordarán el vacío que dejas en su memoria. Tu ausencia será la marca que te reconozca, el espacio hueco qué vas a dejar en tu familia y en tus amigos será lo que te va a identificar siempre. Ahora quizás no seas consciente, pero en el futuro lo serás.
Es ahora o nunca, es el aquí, en este momento, no vas a tener otro, el tiempo inexorablemente va a pasar, mientras tú dudas el tiempo elimina tus posibilidades. Tu falta de reacción y tus falsas creencias condicionan el presente y el futuro. Hablan de ti como una máquina, cómo un ente carente de corazón y de razón, que solo aspira a existir en el trabajo. Que abandona todo lo demás a una mentira, el reloj ya no describe el paso del tiempo, el reloj es el eslabón que te amarra a una cadena y a una vida miserable.
Somos lo que dejamos en el mundo, somos el recuerdo que perdura en los demás, nuestra huella en el tiempo es el ruido que dejamos en los corazones de nuestros acompañantes. Pero el taxista no deja huella, deja vacío. Una ausencia que nunca consuela, ni a nosotros ni a ellos. La sorpresa que produce los cambios en el rostro de los nuestros es la vergüenza que sentimos por no estar y tampoco ser.
Haces huidas hacia adelante para justificar tus actos. Pero solamente te mientes a ti mismo, hay alternativas, las conoces, y no las aplicas porque te niegas a ti mismo la razón. La verdad te duele porque se clava en tus creencias, para ti lo conocido es lo que hay, lo que debe de haber, lo bueno y lo malo, pero lo tuyo. Niegas lo otro porque has dejado de ser tú mismo, encadenas las ideas de los demás, las has hecho tuyas. Crees que eres tu amo y señor, el capitán de tu navío, el que tiene las riendas de tu vida, pero es mentira, eres el efecto de los pensamientos de los demás. Eres el esclavo de tu cuerpo y de tu trabajo.
Mi ira no es odio, es rebeldía, no acepto tus credenciales, las aborrezco. No me plegaré a tu conformismo, el odio te lo dejo a ti, a tu miedo al cambio. No me pidas cuentas a mi por ser como soy, pídetelas a ti por dejar de ser.
Clamaré donde me de la gana, gritaré en tu cara hasta la afonía. La guerra quizás la tenga perdida, pero jamas mi rebeldía.

Ximo 1605

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