miércoles, 13 de abril de 2016

EL AZUL NO PUEDE ESCAPAR DEL CIELO

EL AZUL NO PUEDE ESCAPAR DEL CIELO.

Quizás el taxista valenciano si que pueda escapar de sí mismo. Si una persona te engaña una vez la culpa es del estafador, pero si esa misma persona te engaña dos veces la culpa es tuya. Parece que ya se ha caído el dogma, la virgen que lloraba sangre era un fraude, de noche el monaguillo pintaba las lágrimas.

Los dioses de las doce horas han tocado a estampida, los palmeros siguen batiendo palmas pero para mantenerse útiles, a pocos ya convencen, las firmas de la coacción se han quedado sin lugar en los méritos del general.

Los voceros del engaño ya no saben que decir para no parecer más ridículos, se limitan en directo a lamerse las lenguas los unos a los otros. Nos les gusta su sabor, pero tragan la saliva del otro como si fuera la suya propia.

Ahora toca esperar, que sirvan rápido el primer plato, a las 12+4 quiero estar ya servido. No quiero tener hueco ni para el hipo, saciado de promesas no me quiero quedar, hoy tengo hambre de hechos. Sí la dignidad laboral son trabajar 16 horas voy a ir preparando los grilletes de la «libertad», clavaré mis testículos al asiento en honor a mis compañeros de sindicato.

Voy a salir a trabajar luciendo dientes negros, me voy a pintar la cara de hollín para recordar los tiempos pasados que se hacen presentes. Voy a esperar a que la gente espere. Mis queridos compañeros no se cansan, se conforman. Están destinados al martirio, les gusta el papel de mártir. Se sienten útiles en la inutilidad, llorando de dolor inundan las paradas de cobardía.

Este año nos han prometido el mes de abril en enero. Saldremos a recibirlos con los carteles de «libre» impolutos, ya no cabe escupir en ellos. Nos ha prometido las 16 horas de nuevo.

Ximo 1605

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