APOLÍTICOS DEL TAXI
Después de ver la actuación de la CNMC, espero y deseo, que los dirigentes del taxi dejen de enarbolar la bandera de lo «apolítico» como una forma de cajón desastre dónde cabe todo y todos.
Te puedes declarar apolítico por ignorancia, dejadez o interés personal. Pero intentar pasar de la política es una auténtica estupidez, que solo hace que favorecer los intereses de los que nos quieren hacer desaparecer como entidad y colectivo.
La política nunca va pasar de ti, es más, es parte de tu vida cotidiana, incluso de la personal. La política no es un ente creado para «administrar» la sociedad, la política es un TODO que se mete en todas la hendiduras de tu existencia, diseña tu vida y dirige tus sueños. Pinta la habitación de tus hijos y se amolda a tus penas esperando dirigirte a sus propios deseos.
En una economía de mercado la verdadera ley es la «ley de la selva», contener está evidencia con ideas neoliberales es dar justificación al desorden, pero es un desorden que encierra una lógica muy bien planificada, la lógica del más fuerte. La mano invisible del mercado no es otra que la mano que estrangula, que obliga y que adoctrina al miserable, al pobre y al incrédulo.
Ver al pobre, al trabajador o al pensionista amparar las ideas que lo vuelven miserable, es ver al sistema en todo su esplendor. Hacerte creer que piensas por ti mismo es la forma más eficaz de mantenerte sumiso, colaborador y productivo.
Todos de una forma u otra estamos en esta rueda. Pero ser consciente de la participación inconsciente de esta rueda nos hace al menos un poco más libres.
Por ello, yo no quiero dirigentes «apolíticos», yo quiero dirigentes POLÍTICOS, que desde una base ideológica sepan a qué se enfrentan. Conocer a tu enemigo es conocer las reglas del juego, es entender el porqué de las cosas. Saber esto es primordial a la hora de poder anticiparse a los movimientos de nuestro adversario.
No caben TODOS los dirigentes en esta lucha. El que no entienda esto de una forma u otra juega contra él mismo, y por ende, contra todos nosotros. Debemos poner en la defensa de nuestro sector a los más preparados, a los realistas y no a los oportunistas. A los que buscan el derecho a un trabajo digno y a los que sufren junto a sus compañeros las horas del reloj. En definitiva, debemos poner al frente a los POLÍTICOS que defiendan nuestros intereses de clase CONTRA el monstruo del libre mercado.
Ximo 1605
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