LOS ESCLAVOS DEL TRANSPORTE
En las relaciones habituales entre el empresario y el trabajador hay un hecho por todos conocidos que es que el trabajador se vuelve mercancía, ya que ofrece su fuerza de trabajo para obtener un salario a cambio. En las relaciones de producción el creador de mercancías a su vez es otra mercancía necesaria para la creación de más productos. En la jornada laboral, se establece que el asalariado debe producir las mercancías que luego el empresario venderá para obtener más dinero, pero que a la vez, a través de su jornada laboral el empresario obtendrá una plusvalía añadida al valor del producto, esta plusvalía sale del excedente de producción que no es creado en un producto, sino en la utilización de la fuerza de trabajo que emplea el asalariado para beneficio del empresario.
Pero en el taxi pasa una doble explotación y por lo tanto una doble alienación.
El asalariado del taxi sigue siendo una mercancía, ya que ofrece su fuerza de trabajo a cambio de un salario, emolumento que no se ofrece por creación de productos, sino en la realización de un servicio. Pero es en la forma de pago donde existe una doble explotación y opresión. Un trabajador normal que no vaya a porcentaje tiene seguro un dinero por la realización de su trabajo. En el taxi no está asegurado el pago por la realización de tu trabajo. Es decir, la explotación de los chóferes es tal que ni siquiera el esfuerzo de estar presente en el trabajo puede que sea remunerado. Este doble hecho, hace de la vida del chófer más triste si cabe, salir a trabajar sin tener asegurado el reembolso de las horas de trabajo implica un nuevo tipo de esclavitud.
Pero lo verdaderamente lamentable, es que este tipo nuevo de esclavitud es una esclavitud legalizada. Se ha permitido desde las instituciones y de los sindicatos de clase, la firma de convenios donde se determina que el pago del salario del trabajador en el taxi sea el 100% a porcentaje.
Con esto quiero decir, que todos conocemos por las circunstancias actuales económicas, a alguien que realiza horas extraordinarias gratis, pero sabemos que eso es ilegal, que se debe remunerar. Pero las circunstancias obligan a muchos a ser sobreexplotado. Pero en el taxi es diferente, ya que esta bochornosa opresión está permitida legalmente.
El empresario del taxi que contrata en esas condiciones sigue teniendo beneficio, ya que sigue siendo el poseedor de la licencia, aunque las horas no sean productivas. Pero el asalariado, ni siquiera es dueño de su fuerza de trabajo, ya que el intercambio entre trabajador y empresario siempre es a cambio de un salario. Intercambio que en el taxi es posible que se produzca o no. Dejar al azar, o a las circunstancias económicas el poder cobrar o no independientemente de que haga su trabajo, es simple y llanamente, ESCLAVITUD.
Este hecho vergonzante, es el que obliga a muchos compañeros asalariados a desarrollar jornadas laborales extensísimas, ya que no está asegurado el cobro en cada hora que realizas, sino la obtención de tu salario está en la realización de una jornada muy amplia que posibilite ese cobro.
Circustancia que aprovecha el empresario para casi sin imponer, obligar al trabajador a ser su esclavo. Ya que el trabajador asume este comportamiento como necesario para poder subsistir.
Es decir, la definición de esclavo anteriormente era la de un ser humano que era obligado a trabajar sin remuneración. Ahora el nuevo esclavo realiza esa función por decisión propia.
Se que estoy llevando está problemática a su máximo extremo, pero no me discutirán que la descripción del trabajo de estos compañeros se parace bastante a la de «nuevo esclavo». Ya que como en siglos anteriores, estás circunstancias estaban amparadas por la legislación vigente.
Ximo 1605
No hay comentarios:
Publicar un comentario