martes, 12 de abril de 2016

MI HIJO UN ESCLAVO

MI HIJO, UN ESCLAVO

A veces no somos conscientes de lo que pedimos, no podemos estar ignorando siempre las consecuencias de nuestros deseos, al menos, sin parar a pensarlo dos veces.
La falta de sentido común puede acarrear que nuestras creencias sean hipotecas impagables a nuestros propios descendientes. Que nuestras equivocadas batallas sean las guerras perdidas de nuestros hijos.
Los postulados que defendemos ahora pueden ser las losas que cubran las tumbas de los derechos laborales de nuestra prole.
Viendo la situación económica no podemos obviar que quizás tengamos que dar trabajo a nuestros hijos, o que éstos, busquen empleo en nuestro sector. Por ello, me es inconcebible que el propio autónomo reclame y apoye jornadas laborales del siglo XIX, que la defensa de las 12 horas sea su emblema, y por tanto, que la vida lastimera que padece sea una herencia envenenada que deje a sus hijos.
Además, debemos darnos cuenta que el amparo a las 12 horas encierra la imposibilidad de dar trabajo nosotros mismos a nuestros hijos. Asi, condenamos a nuestra propia familia a la obligación de acudir a los floteros. Nosotros mismos arrojamos a nuestros vástagos a las bestias, llenando sus vidas de precariedad y sufrimiento.
Solo la verdadera lucha por la dignidad laboral puede salvarnos de la miseria, ahora a nosotros, y después a los que nos siguen. Nunca me cansaré de repetir que la verdadera dignidad comienza por su jornada de trabajo. Es lamentable por ello, la lucha nefasta que hace el autónomo por la esclavitud.
Esclavitud que le doy como única opción a los míos. De la misma fuente podrida que yo bebo no debo darle a mi hijo de beber, que mi presencia invisible sea el recuerdo de mi hijo no tiene que ser también el recuerdo de mi nieto.
Que nunca sea nuestra actuación cobarde la que encadene a nuestros hijos a una vida miserable en el taxi.
No queda otra que pedir la regulación de turnos de ocho horas, es la única que asegura rentabilidad, igualdad y dignidad.
Y tendría que darnos vergüenza que a esta altura todavía tengamos que reclamar las jornadas de ocho horas de trabajo. Vergüenza que sí no tenemos para nosotros tengamos al menos para nuestros hijos.

Ximo 1605

No hay comentarios:

Publicar un comentario