LA IMAGEN
La batalla de la imagen la tenemos casi perdida. En una sociedad como la actual, por desgracia, la imagen es más importante que los argumentos. Las formas se impone al fondo, el escenario tiene más importancia que el mensaje de la obra.
La portada de la revista satírica el «jueves» dibuja como se nos ve desde fuera, da igual porque salimos a la calle, los medios solo se fijan como son los actores. En una sociedad vacía de contenido solo la superficialidad importa, todo es teatro, un escenario de interpretación carente de diálogo, donde solamente lo visualmente atractivo o llamativo tiene relevancia.
Por ello, y desde mi punto de vista, la Asociación Profesional de Taxistas «Élite» nos está destrozando, no solamente por su mensaje falto de ideología, sino también, y sobretodo, por su imagen uniformada, dando apariencia de hooligan en vez de taxista profesional que defiende su puesto de trabajo.
Una imagen grotesca que desvirtúa a toda una profesión, un estereotipo que no conseguimos superar, ya que son los propios taxistas los que perpetúan esta estampa chabacana.
La falta de discurso sindical y político se suple con ruido y Bengala. Este es el verdadero problema, la mediocridad de los dirigentes. Un vacío cultural e ideológico que sirve solo a modo de cajón desastre para que todo el mundo quepa. Que solamente el amiguismo entre compañeros y el ruido que logre uno montar en una parada sea el currículum suficiente para liderar a un sector entero. Eso es lo verdaderamente grave.
Ximo 1605
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