EN EL MEJOR DE LOS MUNDOS POSIBLES
En la expresión «en el mejor de los mundos posibles», se encierra la ilusión, se limita la capacidad humana, se pone cerco a las ansias de mejora y transformación. Es un disparo en la sien al hombre ilustrado, aquí solo cabe el ser conformista y consumidor. Un consumismo que da sentido de existencia, eres sí compras. Tus derechos llevan etiqueta, código de barras que te dice lo que vale el producto y por extensión lo que vales tú.
«En el mejor de los mundos posibles», hay hambre y miseria, analfabetismo con mando a distancia, una biblioteca de canales te enseña a la baja. La cultura ya no es cultura, es entretenimiento. Tus derechos como persona ya no son incuestionables, los derechos inherentes por existir pasan a ser mercancía. Gente que no conoces decide sobre tu vida como si de dioses se trataran. Tu solo puedes observar y esperar, «que los dioses sean benévolos conmigo».
En la época de la posesión en verdad no posees nada, y como de un giro metafísico se tratara la «nada» se adueña de ti, el vacío se hace hueco en tu vida.
Los dueños de licencia de taxi no son dueños de nada. Tu vida es dirigida por el trabajo, por tener en vez del ser. La posesión te obliga a estar, y en la esclavitud el verbo estar ya no es ser. El ser consciente no limita su existencia a la presencia, sino a la esencia.
Saber que queremos ser es primordial para vivir. No podemos limitarnos a trabajar sin sentido, en la misma palabra «trabajo» corrompemos nuestra esencia. Trabajo nunca puede ser sinónimo de esclavitud laboral, el trabajo debe ser una parte más de nuestra vida, función que haga de mi esencia una realidad justa más que un deseo inalcanzable.
«El mejor de los mundos posibles» es el que te acerca a lo que verdaderamente eres y no a lo que tienes. Limitar tu presencia en el trabajo te hace libre, alargarlo te hace objeto, te quita esencia para dársela a una presencia que no solo ocupa un espacio, sino que ocupa una vida. Y la vida no es solo trabajo, la vida es vida sí es vivida.
Ximo 1605
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