martes, 12 de abril de 2016

LA FALSA LIBERTAD DEL AUTÓNOMO

LA FALSA LIBERTAD DEL AUTÓNOMO

La «libertad» en nuestra profesión es más una creencia que una realidad. Estamos rodeados de condicionantes que siempre nos lleva a obligaciones, sobretodo en nuestro sector. Nuestra libertad está sometida a la RECAUDACIÓN, así de simple y así de duro. Todo gira a si llegamos a hacer la hoja o no, la obligación de hacer un mínimo de dinero mata en el acto la «libertad».

Por desgracia, para el taxista, la libertad se reduce a salir cuando quiere y a acabar cuando puede. Por ello, lo primero que debemos hacer es negar la mayor, ESO NO ES LIBERTAD. Confundir los términos nos lleva a repetir palabras falsas, y en esa repetición constante pretendemos hacer de una falsedad una verdad. Sí el concepto «libertad» se limita a un un solo hecho (trabajo), reducimos del tal modo su verdadera concepción que lo volvemos NADA, o en el mejor de los casos, a desvirtuar totalmente su verdadero significado.

En el taxi está falsa «libertad» de trabajo te obliga a no poder realizar otras muchas cosas, ¿Cómo es posible qué el ejercer la libertad te obligue a la par a no poder realizar otras cosas?, muy simple, PORQUE NO ES LIBERTAD. La VERDADERA LIBERTAD, es desear hacer algo, ya sea estando de forma presencial o realizando una función beneficiosa sin que este hecho sea solamente económico. En el deseo de realizar un hecho que nos agrada encontramos la verdadera sensación de libertad. Por ello, la falsa «libertad» en verdad frustra el deseo verdadero de libertad.

Así la falsa «libertad» del taxista en verdad no lo es, ya que en verdad obliga solamente que a trabajar. También, debemos ser consciente que la libertad plena nunca va a poder ser, ya que estamos condicionados por mil factores, el hecho mismo de existir ya es un condicionante físico e incluso intelectual. Pero si somos capaces de utilizar la razón, alcanzaremos las cuotas máximas de libertad que nuestra obligación de trabajar nos pueda permitir. Por ello, animo a los compañeros a ser capaces de regular de tal forma su profesión que podamos sacar la máxima rentabilidad a la hora trabajada, permitiéndonos así, poder verdaderamente ejercer nuestra libertad para realizar otras cosas que nos guste o nos agrade.

Ximo 1605

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