La regulación de cuatro días, la DIGNA. Nos ha mostrado el valor de la conciliación y la rentabilidad. Ambas pueden ir juntas sin que pierda eficacia ninguna de las dos.
En el punto medio está la virtud. Y en la virtud no está la carencia de la rentabilidad ni de la conciliación.
La escala de valores que nos otorgamos a nosotros mismos determina mi vida y mis relaciones personales, por tanto, debemos ser sinceros con nosotros mismos y haciendo una reflexión sincera y severa de qué queremos realmente de nuestra vida, con total seguridad, hallaremos retornar a las sensaciones y vivencias que nos ha mostrado la regulación DIGNA.
Por respeto a nosotros mismos, a nuestra familia, a nuestros compañeros y a nuestra propia profesión, no podemos permitir perder los derechos adquiridos y que le dan valor a mi existencia laboral, que por ende, ésta, determina mi existencia global.
Mi profesión, como la ejerzo y sus condiciones, dibujan como es mi vida en su totalidad, y es una cuestión tan determinante y tan importante que deberíamos hacer una prioridad de la misma.
Con todo ello, debemos exigir de forma contundente y con la armas que nos da el “Estado de derecho y democrático”, un trabajo digno ejerciendo la rebeldía ante la injusticia impuesta por una administración que nos ignora y unos “vividores” acumuladores de licencias (incluidas las alquiladas) que buscando solo su propio beneficio basado en la explotación laboral nos someten de nuevo a todos a la precariedad.
El momento exige UNIDAD y tender puentes, aprovechar lo que nos une y desechar antiguas peleas que solo sirven ahora para ralentizar la vuelta a la regulación DIGNA.
También debemos tener claro que la mera solicitud de retornar a esta regulación no va conseguir nada. O hacemos presión ante las directivas de las asociaciones inmovilistas y culpables de esta situación y ante una administración con desidia o no conseguiremos nada.
El “músculo” no se saca en los Whatsapp ni soltando arengas en la radio, el “músculo” se saca físicamente en la cara de los directivos vividores mostrando nuestro hartazgo y colapsando Valencia con nuestros coches, demostrando así, que “lo que se da no se quita”. Y que haremos todo lo necesario para recuperar nuestros derechos.
Animo pues, a revalorizar nuestra profesión y por tanto nuestra vida, ejerciendo nuestro derecho de manifestación. La indignación no debe ser nunca un mero sentimiento que nos debemos guardar aumentando solamente nuestra frustración. La indignación debe ser el acicate que nos empuje a movernos para alcanzar de nuevo LA DIGNIDAD LABORAL que impunemente nos han arrebatado.
Y lo que sorprende e indigna de la Gremial por su deshonestidad hacía sus socios y por ende hacia el sector entero, es la desidia por no defender un acuerdo firmado por ellos mismos con la complicidad de la conselleria del PSOE, conselleria que nos ignora porque los firmantes del acuerdo se lo permiten.
Una dejadez de funciones sindicales que los debería avergonzar.
Demostrando que la Gremial no se cree nunca las regulaciones que reivindica, un teatro del absurdo que solo sirve para entretener al sector.
Espero que la Federación que sí se cree aparentemente lo que defiende, que se desmarque de la imagen que está dando su socio de acuerdo y se sume a la acciones reivindicativas de el GRUPO ALBÁN.
Acudamos todos a las movilizaciones palanteadas por los compañeros del GRUPO ALBÁN que comienzan el próximo 12 de enero, y
que en la práctica es la única asociación por ahora que está defendiendo un acuerdo que nos beneficia a todos, y que su acción les honra porque ni siquiera fueron invitados a sumarse a él, y sin embargo, van a pelear porque se cumpla.
Ximo 1605
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