martes, 3 de mayo de 2016

EL SINDICALISMO EN EL TAXI

EL SINDICALISMO EN EL TAXI

La acción sindical no existe actualmente en nuestra profesión. Lo que tenemos es una suerte de asociaciones que las más «progesistas» como mucho aspiran a una Regulación Horaria de 16 horas, y luego, están las que con una verborrea acta solo para crédulos, pretenden mantener unas condiciones de explotación propias del medievo. Con señores poseedores de licencias y vasallos asalariados creadores de plusvalías.

LA DIGNIDAD LABORAL EMPIEZA POR SU JORNADA DE TRABAJO, punto. Negar esto es negarse a sí mismo.
Hay que volver a poner al trabajador ya  sea asalariado o autónomo en el eje central de nuestra profesión. Ahora la mirada está puesta en el negocio, un hecho que relega al profesional a un lugar olvidado. Donde la persona pasa a ser una mercancía, un instrumento más del coche. Objeto que solo tiene sentido de existencia si trabaja, ente hábil en la conducción que es correa de transmisión entre la esclavitud y la obligación autoimpuesta. Ser desclasado mediante el lenguaje, mentira que aspira a una categoría que en verdad solo obliga al trabajo precario, donde el tiempo se detiene para hacerse eterno frente al volante.

Nuestra obligación mínima es no mentirnos a nosotros mismos, si no somos conscientes de la realidad no vamos a poder aspirar a cambiarla.
La REALIDAD es que somos trabajadores por cuenta propia, que invirtiendo un dinero nos hemos comprado un puesto de trabajo, no un negocio a lo unísono, más, cuando siendo licencia administrativa dependemos de las decisiones políticas de turno.
La autonomía solo consiste en decidir la hora de comienzo de nuestra jornada, ya que debido a nuestras necesidades no decidimos la longitud de esta jornada, tampoco la calidad de ella depende de nosotros, hemos delegado nuestra responsabilidad a una falsa creencia.
Para poder volver a tener la riendas de nuestras vidas debemos replantearnos para que adquirimos la licencia. Os puedo asegurar que no fue para trabajar mínimo 12 horas diarias, fue para tener una calidad de vida aceptable. Y solo puede ser aceptable si es rentable, dándome esta rentabilidad la oportunidad de lograr una vida plena. Y para ello solo nos tenemos que agarrar a la lógica, partiendo siempre de enunciados verdaderos y nunca de mentiras que pretenden solo que seamos buenos consumidores sumisos que no se cuestionan ni su propia existencia precaria.
Por ello, por desgracia, debemos retomar algo que nunca debimos haber perdido, «la ilusión de una vida mejor». Ésta solo es posible si creemos en nosotros mismos. La vida es mejor si abarca todas las facetas de la existencia, si solo aspiramos a trabajar como en el siglo XIX no podremos mejorar nunca. Y cada vez que justificamos nuestra precariedad laboral nos volvemos más sumisos, más idiotas y más cobardes a los ojos de nuestros hijos.

La esencia del SINDICALISMO es la de la lucha por una vida plena, un desarrollo que hace de nosotros un ser completo que amplía su curiosidad, y que NUNCA se conforma con lo dado, sino que reclama lo que es suyo.
Un inconformismo vital que nos hace libres.
El taxista nunca puede ser libre cuando él mismo reclama la falsa «libertad» solo para estar trabajando, más cuando hay alternativa. Y os puedo asegurar que las hay.
Así, es penoso y lamentable ver a las organizaciones «sindicales» reclamar horarios tercermundistas, escudarse en las mayorías adoctrinadas por falsas reglas que solo sirven para asegurar el puesto a unos pocos.
El cambio de paradigma es imprescindible para la mejora de nuestras condiciones laborales, desaprender lo aprendido para crear nuestra propia realidad a nuestras verdaderas necesidades. Ser conscientes que el tiempo que pasamos de más en el trabajo es tiempo perdido que arrebatamos a todo lo demás, y tiempo además que nunca es devuelto.
Por todo esto, solo la LUCHA por la jornada laboral digna nos devolverá al mundo de los vivos. Siendo además el cimiento donde debemos edificar el taxi del futuro.

Ximo 1605

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