jueves, 29 de noviembre de 2018

EL MITO DEL RELOJ

EL MITO DEL RELOJ

A mí personalmente me cansa el reloj, llevamos una década hablando solamente que del reloj y las horas. Llenamos los whatsapp de charlas larguísimas hablando sobre las bondades o las maldades del reloj en el taxímetro.

El daño que ha hecho los monstruos del reloj es incalculable, una década de parálisis total.

Por culpa del reloj nunca hemos disfrutado de una verdadera regulación

- Una regulación como la zaragozana que no requiere reloj te quita aproximadamente 800 licencias diarias en todas las franjas horarias.

- Una regulación como el ABC que no requiere de reloj te quita 900 licencias diarias en todas las franjas horarias.

- Una regulación como los turnos (al 50%) que no requiere de reloj te quita por la mañana aproximadamente 1200 licencias y te quita por la tarde también aproximadamente otras 1200 licencias.

Para regular de verdad no hace falta reloj, no es imprescindible, porque el reloj no es una regulación. El reloj es un método de restringir horas. Nada más, no es una regulación. Por ello, se puede regular sin reloj, pero nunca regulamos con un reloj solamente, si no, no estaríamos constantemente cambiando de reloj.

Y es tan evidente que el reloj por sí solo no es una regulación que cuando queremos añadir a este reloj una medida buena como los fines de semana alternos, entra en contradicción, ya que es incompatible con una regulación como los fines de semanas alternos. Ya que las buenas regulaciones se reafirman en su bondad con otras buenas medidas conciliadoras. Con el reloj, no se puede añadir una medida buena como los fines de semanas alternos porque solamente restringe, no regula, no quita coches de la calle, por ello, se intenta hacer una chapuza cómo liberalizar los sábados por la noche para intentar amortiguar la falta de eficacia del reloj por si solo.

Cuando un mito pasa a ser una creencia y de ésta pasa a ser un dogma entramos en el ámbito de la irracionalidad. Y en este ámbito, es dificilísimo erradicar de las mentes habituadas al dogmatismo la mentira instaurada como base de principios

Ximo 1605

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