LO QUE NO TE CUENTAN.....
La verdadera partida se encuentra en los juzgados, debemos estar pendientes de tres decisiones judiciales:
- En Europa, los jueces tienen que determinar todavía si UBER es una empresa de transporte o no. Si deciden que si lo es la cosa en España no cambia, se queda como está. UBER tendría que tener una licencia administrativa para poder funcionar.
Pero si el tribunal europeo decide que UBER no es una empresa de transporte el problema es gordo, tanto para los taxis como para las VTC. Se pondría a trabajar de nuevo UBER POP y dejaría de lado a las VTC para trabajar exclusivamente con particulares, empobreciendo las condiciones laborales y haciendo más precario su trabajo, sacando mayor beneficio para la empresa, por supuesto.
- El otro frente judicial es el recurso que ha interpuesto la CNMC ante el Tribunal Supremo para que desaparezcan las limitaciones que tienen las VTC y que vienen reflejadas en el ROTT.
Como el Tribunal Supremo dictamine a favor de la CNMC tenemos el problema más grave de todos, ya que de «facto» se liberaliza el sector de las VTC y por ende el sector del taxi también. Cualquiera podría transportar personas; es decir, el fin de nuestra profesión tal y como la entendemos ahora.
- También están los recursos de casación interpuesto por empresas VTC. El Tribunal Supremo tiene que determinar si las VTC que se solicitaron desde julio del 2013 hasta noviembre del 2015 (fecha que se modifica el ROTT poniendo la limitación 1/30) se tienen que conceder las licencias VTC o no. Y ver si con la LOTT ya se limitó claramente la concesión de licencias VTC.
Otra cosa que deberíamos aclarar y que nuestros representantes no hacen por miedo o por dejadez es el tema de las reclamaciones sobre el 1/30.
En las zonas donde se ha sobrepasado este ratio va a ser prácticamente imposible llegar a está proporción. Si se han concedido bajo ley no se van a poder retirar, lo que si debemos reclamar es que se regulen (al igual que estamos nosotros), y de esa obligación al descanso si que conseguiremos acercarnos al menos a ese reclamado 1/30.
Lo que es evidente es que la ambigüedad de la ley ROTT está llevando a malas interpretaciones que solo hacen que perjudicarnos. Desde 1987 hasta ahora vemos como las VTC mejoran sus condiciones en detrimento de nuestros intereses, y como siempre digo; esto es una batalla política, y es en la presión a los políticos donde debemos ejercer todo nuestro ánimo, para que a la par éstos presionen a los jueces que ellos mismos han nombrado.
Ximo 1605
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