12+4, UNA REGULACIÓN FASCISTA
Salvando las distancias y pretendiendo entre la verdad y la sorpresa llamar la atención, espero, que este pequeño análisis ayude a que los compañeros entiendan mejor el peligro de ciertos apoyos.
¿Por qué fascista?; sin ambages, sin ocultar la verdad y siendo directos, la mayoría que apoya esta regulación lo hace para expulsar a los asalariados. No está en su inicio el regular en pro de todos, no, solo una «mayoría» tiene el derecho a vivir mejor, de hacer rentable su negocio y quizás, tener una jornada laboral digna (sí podemos llamar digno trabajar entre 12 y 16 horas).
Para ello, estos defensores del desprecio se tienen que inventar un enemigo, enemigo que suele ser una minoría y además la parte más débil.
Como nos a enseñado el siglo XX los fascismos surgen de la defensa de lo propio ante una agresión inventada de una minoría que quiere arrebatar la esencia cultural y racial de un pueblo. Estrategia de engaño que sirve a los menos preparados y más egoístas subirse al lomo del odio.
Pues sin pretender hacer comparaciones alarmantes, las 12+4 es la regulación del odio inculto y anacrónico. Persigue hacer del desprecio a una parte imprescindible del sector un salvavidas para el autónomo. Derecho inalienable que se le otorga por el mero hecho de existir por poseer un bien. Sin tener en cuenta que el otro, el asalariado, también existe, y que por ese mismo hecho tiene también otorgados unos derechos.
Pero para la mayoría «superior» estos derechos de la minoría no existen, y pueden ser arrebatados alegremente sin pensar en las consecuencias.
Una vez inculcado el odio hacía la minoría, los dirigentes hipócritas deben prometer un paraíso solo para aquellos que se lo merezcan. Lugar idílico que a las primeras de cambio se demuestra falso.
Además, paraíso que no supera ni una sola prueba frente alternativas que son muchos mejores que la ofrecida por esta élite egoísta. Pero como la motivación principal es el odio hacia el otro, la razón y la lógica quedan denostadas por la imposición del rencor y la manipulación.
Ximo 1605
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