NO HACE FALTA MÁS TAXIS
Lo lamentable no es que la OCU solicite que se den más licencias, ya que la dignidad laboral de los taxistas siempre les ha importado una mierda.
Lo lamentable, es que una parte de nuestro sector encabezada por la gremial compre el discurso tercermundista de esta organización de consumidores.
Si los taxis que es un complemento del servicio público de una ciudad como Valencia, no da abasto con los servicios que hay, el único culpable es la administración por no poner al servicio de la población una cantidad de autobuses y metro acordé a los acontecimientos que se están dando últimamente los fines de semana.
Es inaudito que todo el transporte público de una ciudad como Valencia recaiga durante el fin de semana solamente en el taxi.
Y es en este detalle en lo que se tiene que hacer hincapié.
El sector se debe preguntar a sí mismo qué tipo de taxi quiere, el modelo norteafricano o el europeo.
Ser taxista tiene que dejar de ser de una vez por todas sinónimo de precariedad y esclavitud laboral. Tenemos derecho a una recaudación digna y a una conciliación familiar, y no puede ser que la única forma de que la gente se pueda desplazar en una ciudad como Valencia sea el taxi, llevando a los conductores a la más absoluta precariedad laboral.
Es lamentable que los dirigentes de nuestro sector tengan una nula capacidad de defensa acordé a un discurso donde se reivindique el derecho a una vida digna y justa.
Ahora que el trabajo por fin ha subido, no podemos bajar los brazos y claudicar a las presiones de los enemigos internos y externos del sector, y menos, de aquellos que no tienen la mínima consideración por nuestra dignidad.
También es cierto que podemos realizar mediadas que favorezcan que la gente que quiere un taxi lo tenga, y una medida a la que podríamos optar es a que se quite el reloj (nunca ha regulado, solo ha restringido) y sea más fácil contratar a compañeros asalariados para poder dar más servicios por la noche y fines de semana.
Pero nunca permitir que el actual modelo de regulación desaparezca, ya que es el único que nos garantiza un mimina dignidad laboral y conciliación familiar.
Solo si la defensa de los dirigentes va acompañada de un discurso reivindicativo de dignidad laboral y de reclamación para que la administración también dé más servicio público en forma de metro y autobuses, podremos mantener nuestra obligación de dar servicio y a la par tener dignidad.
Y en este discurso hay que hacer hincapié en que la administración se fije en los modelos de transporte del resto de los países de la Unión Europea.
Pero para todo esto hace falta dirigentes con una mínima capacidad política, sindical y económica, y desechar a los dirigentes que desde dentro boicotean nuestro derecho a una vida digna.
Ximo 1605
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