La lucha sindical que estamos llevando por la jornada laboral digna de cuatro días ya es independiente del criterio de las asociaciones del taxi, y menos, si es la Gremial y todas aquellas que van por la misma línea política de precariedad.
Nuestra dignidad laboral no se negocia, no podemos permitir que tanto la administración, alguna que otra asociación e incluso los usuarios del taxi determinen a su antojo que tipo de jornada según sus intereses debemos llevar.
El derecho a una vida digna no es una percepción subjetiva sujeta al juicio de nadie que no defienda lo que recoge como mínimo la carta de Los Derechos Humanos o el Estatuto de los Trabajadores.
Hemos dado un paso hacia delante que no tiene marcha atrás, no solamente estamos pidiendo mejoras en la regulación, estamos cambiando un paradigma decimonónico que ha regido durante décadas con el amparo de administración, taxistas y usuarios, que nos ha condenado a la más absoluta precariedad laboral y personal.
Cada uno de nosotros tiene que cambiar la estructura de pensamientos que lo ha vuelto un miserable.
Esa forma de pensar que nos ha habituado a la precariedad y a la subsistencia como un modo de vida inamovible ya ha saltado por los aires.
Ya no nos tiene que valer la limosna que nos ofrece las asociaciones ni la administración, ya no nos tiene que valer los parches y los subterfugios que nos ha ido engañando durante décadas haciéndonos creer que "les hores i collons" es lo único que hay, y de ahí no se sale.
El punto de inflexión se ha producido. Yo quiero una jornada laboral digna y de ahí ya no me van a sacar, no me importa las necesidades de nadie, y menos, si esas necesidades me encadenan al volante como un condenado a galeras.
No le estoy pidiendo a la administración, le estoy EXIGIENDO que de una vez me saque del siglo XIX y me lleve a los estándares europeos de bienestar laboral, y eso, NO ES UNA NEGOCIACIÓN es un derecho que no se me está otorgando por incompetencia administrativa con la colaboración canalla de alguna asociación esclavista que le importa una puta mierda los taxistas, y que conociendo el pasotismo de alguno, solo defienden sus intereses económicos particulares.
Ninguna compañía se acerca al Ministerio de Trabajo a negociar un aumento en las horas de trabajo, o que no se paguen las vacaciones.
Esos derechos ya están adquiridos por todos y son INCUESTIONABLES, y la injusticia es no disfrutarlos.
Por tanto, ya no nos encontramos en ningún tipo de negociación, no estamos pidiendo nada nuevo, no nos engañemos, estamos exigiendo lo que por derecho nos pertenece.
Tendlo claro, comienza a creerte está verdad, o seguiremos siendo una profesión precaria y miserable.
LOS DERECHOS NO SE PIDEN, SE TOMAN
Ximo 1605
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