*SIGUEN SIN ENTENDER NADA*
Después de oír a los compañeros de Radio Albán arremeter duramente contra el presidente de Radio Taxi Alicante por permitir perder las vacaciones de agosto, me asalta la duda de si estos compañeros después de 30 años en el sector entienden como funciona el taxi.
Parece mentira tener que explicar una y otra vez que los dirigentes del sector son avalados por los taxistas en asambleas totalmente democráticas, y que si eligen a quien eligen es porque se sienten representados.
La pérdida de la realidad te lleva a análisis erróneos, y éstos, a posiciones que a veces pueden resultar absurdas fruto de ensoñaciones y no de verdades contrastadas.
Deberían entender que ser *autónomo* impregna carácter, que en nuestro caso, la recompensa inmediata en la realización de nuestro trabajo, deshace inmediatamente cualquier idea de explotación o injusticia.
El taxista por más horas que haga no se siente harto de su trabajo, ya que si hay faena, la recompensa económica anula cualquier otra cosa, y por ende, es capaz de soportar cualquier situación en lo referente a la jornada laboral.
Este hecho, la inmediatez económica, es un factor determinante para entender la falta de implicación, e incluso la desidia en la hora de reclamar jornadas dignas y calendarios laborales.
La explotación no solamente es una constatación física, sino un estado mental en la mayoría de las ocasiones.
Sentirse explotado y oprimido es el paso previo a querer cambiar tus situaciones de vida.
Pero para el taxista con recompensa inmediata esa sensación no existe, la dopamina y la serotonina les brota de las orejas en cada servicio que es recompensado con su debido aporte económico, a más servicios más dinero, por tanto, mayor recompensa.
Como el perro de Paulov, el taxista saliva a cada brazo alzado, y a más servicios menos les importa sus condiciones de trabajo, ya que para él, *SOLAMENTE LA RECAUDACIÓN* determina su libertad y su bienestar.
Culpar a Feijó o a Abascal cuando destrocen el taxi para vendérselo a las multinacionales como UBER y Cabify es no entender nada. El culpable es el propio taxista que les vota y los justifica y en una prirueta vergonzosa y asquerosa, los defiende.
Es el mismo taxista que usa FREENOW, quién alienta su desaparición, no el CEO de esta compañía.
Cuándo los compañeros de Radio Albán no entienden la realidad en toda su extensión y compresión acaban por restar y no sumar.
Autoplocamarse "los defensores de la dignidad laboral" sin entender la indiosicracia del taxista es pasar de ser una solución a un problema.
Lo vemos en su constante negación de la realidad, en impedir la participación abierta de otras opiniones y en practicar la censura como método de debate.
A mí parecer, y por desgracia, mientras haya trabajo, tenemos que dejar al taxista que se ponga a salivar con el sonido de la campana, y esperar, que una vez que ha entendido como se regula de verdad, y si hay falta de trabajo, reclame las regulaciones que funcionen de verdad.
Si le obligas a descansar mientras puede ganar dinero, puedes provocar la reacción contraría y deseada, perdiendo todos los logros alcanzados por la recompensa inmediata.
Así de duro y jodido está el tema, pero es lo que es, y mirar hacia otro lado para darse sentido de existencia nos vuelve a los que queremos mayor dignidad laboral un problema también.
Ximo 1605