SIMULACRO DE PENSAMIENTO
Es necesario empezar a nombrar las cosas por su correcta denominación, así, evitaremos confusiones y que los compañeros caigan en mentiras fomentadas desde el odio.
El RELOJ NO es un regulación, es una forma de restringir.
La regulación está para buscar la rentabilidad en la hora trabajada quitando coches de la calle, y por ello, todas las REGULACIONES diarias dan a conocer el número determinado de vehículos que quita para conseguir la eficacia de su propuesta.
Es una medida científica que se experimenta de forma OBJETIVA.
El reloj, no es capaz de asegurar su eficacia, ya que carece de comprobación científica objetiva, ya que su función no está clara, a no ser que sea la de restringir los excesos, pero esa «restricción» no es eficaz en la busqueda de la rentabilidad por hora trabajada.
Es tan volátil la apreciación utilitarista del reloj que todos tenemos una percepción derivada del momento económico externo. Es decir: si hay bonanza los compañeros «creen» que el reloj funciona y regula, pero si esta mejora económica no es tal, enseguida surge la necesidad de probar «otro reloj o otra cosa».
¿POR QUÉ?
Porque carece de eficacia intrínsecia; necesita de algo externo que logre la viabilidad de su efectividad.
No es una medida con valor objetivo en si misma.
No logra optimizar nuestro trabajo porque es una falsa creencia, una jerarquía de valor falsa impuesta por un simulacro de pensamiento que no busca un fin objetivo, eficaz y amplio, sino mantener un dogma interesado en las necesidades particulares de un grupo de personas egoistas, interesadas e envidiosas que no logran JAMÁS demostrar de forma objetiva y eficaz la bondad de su propuesta.
Por todo esto, debemos desechar al reloj como algo que merezca estar en la misma escala de efectividad que una regulación real.
Nombremos al reloj como lo que es: una forma de restringir, no una regulación real.
Si conseguimos desmitificar una falsa creencia buscaremos para nuestros sector medidas reales y eficaces que consigan la ansiada rentabilidad y la necesaria conciliación.
¿Queréis reloj?
Bien, perfecto, pero nunca como medida única y como fin en si misma, sino como complemento a una verdadera regulación.
Por tanto, si las asociaciones aprueban «quedarnos como estamos» nos estarán dejando sin regulación, desaprovechando una ocasión única para definitivamente REGULAR el sector en beneficio de todos.
Desperdiciar esta oportunidad solo demostrará la inutilidad de unos dirigentes INEPTOS que no merecen representar a nadie, no solo por su incapacidad manifiesta, sino también por evidente egoísmo que hace de sus acciones un problema añadido a su torpeza.
Y creo, que este sector merece desprenderse de estos personajes de una puta vez.
Ximo 1605